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Revilla del Campo

Revilla del Campo se sitúa en el límite entre los alfoces de Burgos, Juarros y Lara.

Revilla del Campo se localiza a 22 kilómetros de Burgos, a 951 metros sobre el nivel del mar y cuenta con un territorio de 39,04 kilómetros cuadrados.

El pueblo aparece citado en las fuentes medievales en el siglo X y es el resultado de la unión de otras tres pequeñas villas, Revillasuso, Tabladillo y Salgüerito, este último añadido en los años 40 del siglo XX.

PATRIMONIO MONUMENTAL De Revilla destaca su abundante patrimonio histórico-artístico, con ejemplos como el puente sobre el río Ausín, los castros que comparte con su pedanía de Quintanalara, la ermita prerrománica de San Roque y, sobre todo, su iglesia de La Natividad de Nuestra Señora, de fábrica gótica, renacentista y barroca, aunque de orígenes románicos. Destaca de la misma su imponente campanario, que sobresale desde varios kilómetros de distancia, ofreciendo un perfil majestuoso al templo y por añadidura a la villa.

FESTIVIDADES Y TRADICIONES Las fiestas más importantes de la localidad son las de la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de septiembre, Nuestra Señora del Carmen el 16 de julio, y San Isidro Labrador, el 15 de mayo. A los habitantes de Revilla se les conoce como muinos.

DEMOGRAFÍA Y POBLACIÓN En 1857 Revilla presentaba 570 habitantes que se redujeron a 444 en 1910. En 1960 todavía se contabilizaban 364. La despoblación generalizada que ha afectado posteriormente a las zonas rurales ha dejado a Revilla con tan solo 63 habitantes censados en 2019.

NATURALEZA Y RUTAS

Vía Verde Santander – Mediterráneo. Esta vía verde nos invita a adentrarnos en Tierra de Lara, siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril se llega a Revilla del Campo, atravesando bosques de transición, mediterráneos y de ribera. Cruzando ríos y arroyos con molinos harineros , fuentes y pozos. Pasaremos por campos de cultivo desde donde iglesias, fortalezas y castillos no nos perderán de vistas. Esta riqueza de recursos naturales ha dado lugar a aprovechamientos vecinales como las suertes de leña o el carboneo.

Camino del Cid . El GR 150, en la ruta conocida como El Destierro pasa por Revilla del Campo en la etapa que va de Burgos a Covarrubias.

Quintanalara

Esta pequeña localidad duramente castigada en la actualidad por la despoblación, contaba en 1857 con la asombrosa cifra de 244 habitantes.

Quintanalara se sitúa a 27 Kms de Burgos al suroeste de la provincia burgalesa. A las faldas de la sierra de la Demanda esta pequeña localidad se enclava en el valle que conforma el Peñón de Lara y la cresta del Alto Casarejo. Se accede desde Burgos por la carretera de Cardeñadijo o bien por la de Cardeñajimeno hasta salir en ambos casos a Los Ausines. Desde allí, siguiendo la vega del río Ausin o Lara se llega a esta pequeña localidad.  Desde la N-234, se puede acceder por carretera desde Mambrillas de Lara

HISTORIA La historia de Quintanalara está fuertemente vinculada a la comarca de Lara. Una zona plagada de vestigios de todos los tiempos que han dejado huella en cada uno de los rincones de la localidad. En esta localidad se pueden ver restos de las civilizaciones que han pasado por estas tierras. Del neolítico podemos apreciar el Menhir de Cantohincado de origen Celta. El imperio romano, presente en toda la comarca, llenaron la geografía de calzadas por las cuales desplazar sus mercancías. Una de estas, la que unía Lara de los Infantes, Nova Augusta con Monasterio de Rodilla, se piensa que también pasaba por Quintanalara. No es de extrañar pues en alguna excavación de forma casual se han encontrado ladrillos utilizados para la construcción de las glorias “hipocaustum”. Quintanalara como muchos de los pueblos de la zona aparece tras una primera repoblación entre los años 860 y 977 (Antonio Palacios, Viaje al condado de Lara), cuyo nombre aparece en el Libro Becerro (1044) como Quintana de Torre, siendo Behetría de Lara y de Haro. En 1352 aparece de forma segura documentada en el Becerro de Behetrías bajo el régimen jurisdiccional del Abad de Bujedo..En 1785 el conde de Floriblanca solicita al intendente de Burgos la situación de todas las localidades de la provincia apareciendo Quintanalara como lugar de realengo del partido del Can de Muño. Fue en el censo del año 1857 fue cuando más gente habitó en el pueblo con 244 personas. Desde el año 1843 Quintanalara tuvo Ayuntamiento propio, perteneciendo al Partido Judicial de Salas de los Infantes, sin embargo en el año 1978 pasa a ser Junta Administrativa dependiente del Ayuntamiento de Revilla del Campo y por lo tanto al Partido Judicial de Burgos.

Actualmente en Quintanalara se ha apostado por el cultivo de Trufa. Se han cultivado varias hectáreas y se organiza todos los años una Feria de la Trufa en la localidad, donde se puede encontrar trufa fresca y artículos relacionados con el sector. Restaurantes de toda la zona participan en este evento ofreciendo menús especializados.

PATRIMONIO CULTURAL La iglesia de San Pantaleón, médico nacido en Nicomedia el cual fue mártir por defender su fe. Al ser decapitado su sangre dio vida a una higuera seca. En el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid cada 27 de julio su sangre que se conserva en estado sólido se licuefacciona. La iglesia se inicia en el siglo XVI en estilo tardogótico,  con la construcción de la nave central y posiblemente parte de la torre. En el siglo XVIII y de estilo gótico se añaden dos naves a la central una por cada lado, añadiendo de igual forma la sacristía y acabando la torre.

PATRIMONIO ETNOGRÁFICO. Es junto a Retuerta, uno de los únicos pueblos que conservan la tradición del carboneo. La elaboración de carbón vegetal ha tenido presencia en Quintanalara durante cientos de años. Los vecinos mantienen un fuerte vínculo con su monte de encinas. Aquí cada vecino era carbonero, pero este estilo de vida fue desapareciendo con la aparición de combustibles fósiles. El oficio se mantuvo vivo ya que la ganadería y agricultura no era suficiente para el mantenimiento de la economía familar. Los trabajos para obtener carbón vegetal comienzan allá por el mes de octubre cuando se reparten las suertes. Tras varios meses, los cuales se corta la leña y se acarrea a la carbonera, en el mes de mayo se apila la leña en forma de cono. Una vez cubierto el horno por capas, paja en primer lugar y después tierra, se procede a prenderlo. A primera hora de la mañana y siguiendo el ritual del carbonero se vierten ascuas por el ojo de la chimenea, atacándolo con picadillo varias veces al día para que empiece prender la leña. Este proceso de combustión anaerobia transforma la leña en carbón vegetal, evaporando casi el cien por cien del agua. La cocción dura varios días dependiendo de la cantidad de leña que se haya apilado. De cada cuatro o cinco kilos de leña se transforman en uno de carbón.

ARQUITECTURA TRADICIONAL Quintanalara conserva el Potro, la Fuente, el pilón  y su lavadero, que no tiene techo, al contrario que ocurre en la mayor parte de pueblos de la Sierra de la Demanda.

Este Potro se ha habilitado como biblioteca (Entrelibros) que está abierta las 24 horas los 365 días del año. Más que una biblioteca se trata de un espacio para el intercambio de libros, que cuenta con más de 16.000.

La biblioteca, además, es un punto de encuentro cultural, con presentaciones de libros y actividades.

NATURALEZA Y RUTAS Escondido entre la frondosidad del encinar aparece el valle los riscos Peñadobes. Un cortado que discurre de levante a poniente de apenas medio kilómetro nos descubre la capacidad erosiva de los agentes atmosféricos. Entre piedras que se han desprendido del roquedo y por una senda que discurre por el valle, el que se asoma a ver este singular espacio, no se marcha indiferente. Riscos alzándose hacia el cielo, cuevas refugio de animales, peñas altivas, encinas cómplices de la historia, leyendas, rituales…. envuelven los misterios de los Riscos Peñadobes.  En la cercana localidad de Revilla del Campo se le conoce al paraje como desfiladero de los Castros. Ambos nombres hacen referencia posiblemente a la existencia de un poblado celta que se asentó en estas peñas.

Destaca también la conocida Fuente Tabladillo, enclavada en un lugar donde se asentaba el despoblado que lleva su nombre. Se trata de un potente manantial, que es uno de los nacimientos del Río Ausín.

Camino de San Olav. Este camino atraviesa Quintanalara procedente de la Catedral de Burgos en dirección a la capilla de San Olav en el término municipal de Covarrubias.